Japón siempre me ha fascinado, por lo que decidí especializarme en lengua japonesa en la facultad. Tras asistir a una sesión de orientación y escuchar que el mejor sitio para estudiar educación era la Universidad de Hiroshima, comencé a interesarme en su programa de posgrado. En especial, en el IDEC (Escuela de Posgrado en Desarrollo y Cooperación Internacional), donde hay clases no sólo en japonés, sino también en inglés. Tener la oportunidad de estudiar en ambas lenguas es una de las características atractivas para los estudiantes internacionales.

Estoy investigando el problema del abandono escolar en el sistema de educación secundaria en Camboya. En Camboya la educación no es obligatoria, y la educación que abarca desde la primaria hasta la escuela media se denomina “educación secundaria”. Uno de los problemas del sistema educativo de Camboya es la elevada tasa de abandono escolar. Según los datos por el período de un año, el porcentaje de niños que continúan sus estudios hasta sexto de primaria es de un 60% aproximadamente, con un 40% de niños que abandonan la escuela. A esto contribuye el hecho de que no hay suficientes escuelas y maestros, y de que se espera que los niños, en vez de recibir educación, trabajen en labores de agricultura. No es un problema sencillo, pero mediante la realización de encuestas y análisis quiero poder usar mi investigación como medio para ayudar a reducir el nivel de abandono escolar en mi país.

Tengo 10 amigos de diferentes países, como China, Perú, Camboya y Japón. Gracias a ellos, puedo conocer muchas otras culturas de primera mano. Este ambiente multicultural me permite aprender sobre los sistemas de educación en sus países, por lo que mi conocimiento, incluso fuera de mi tema de investigación, ha aumentado considerablemente.

También tengo un senpai (estudiante en la misma facultad que está en un curso superior) cuya investigación se parece a la mía, por lo que a menudo recibo sus consejos. Dado que puedo dedicarme a mis intereses académicos, la Universidad de Hiroshima ciertamente me brinda un ambiente excepcional.

Aún estoy pensando en ello en estos momentos, pero tengo dos posibilidades. La primera es llegar a ser un profesor universitario, porque me gustaría compartir con la siguiente generación los conocimientos y la capacidad de investigación que he adquirido aquí en Hiroshima. La otra posibilidad es trabajar como coordinador de servicios y de asistencia en alguna organización sin fines de lucro. Pero si fuera posible, me gustaría enseñar en una universidad y al mismo tiempo realizar actividades de ayuda.