Cada habitación está equipada con un baño, una cocina y todo tipo de mobiliario (mesa de estudio, silla, cama, armario, mesa de cocina, armario para los zapatos, armario para la vajilla, refrigerador, estantería, persianas, aire acondicionado, etc.). Incluso hay un servicio de préstamos de futón para los estudiantes que acaban de llegar a Japón, por 2,200 yenes al mes. Además, en el primer piso siempre hay personal de seguridad para que vivamos tranquilos. En aquel momento yo acababa de llegar a Japón, pero gracias a todo esto pude comenzar a vivir en Japón fácil y confortablemente.

En el International House no viven estudiantes japoneses, pero hay muchos estudiantes de diversos países. Recuerdo que cada día nos saludábamos en diferentes lenguas. En el segundo piso hay una sala común, en la que todo el mundo se reúne para ver televisión, usar Internet o simplemente hablar sobre las experiencias del día.

Comparado con un apartamento privado, vivir en el International House es mucho más barato. El uso de la residencia cuesta tan solo 5,900 yenes al mes, mientras que vivir en un apartamento supone un gasto de entre 25,000 y 45,000 yenes mensuales. Hay que pagar aparte los gastos de luz y agua, pero en mi caso yo pagaba unos 7,000 yenes al mes. Para los estudiantes internacionales que recién llegan a Japón, como yo, y no tienen ningún ingreso, significa una gran ayuda.

El International House está cerca de la universidad. Por eso, desde la ventana se puede ver el campus cubierto por la niebla matutina, o bañado por la luz del atardecer. Me gustaba mucho ese paisaje tan bonito.