La residencia está a menos de 500 metros de la universidad. Como el campus de la universidad es muy amplio, el tiempo que se tarda varía ligeramente dependiendo de la facultad. Pero incluso para mí, que voy a la facultad más lejana (la Facultad de Artes y Ciencias), sólo tardo 20 minutos andando. A mí me gusta caminar, pero muchos de mis amigos van a clase en bicicleta de modo que tardan menos en llegar.

La residencia Ikenoue es conocida como una de las más baratas de Saijo. Mi familia estaba muy preocupada por los gastos de transporte, vivienda y alimentación en Japón. Pero las residencias de estudiantes y las cafeterías tienen precios accesibles y son muy agradables.

Una de las cosas que más me gusta es el lugar que ocupa mi habitación dentro de la residencia. Desde mi habitación puedo ver las montañas que rodean la universidad. El canto de los pájaros o los rayos del sol que entran por la ventana todo el día me ayudan a sentirme relajada. La puesta de sol que se puede ver desde mi balcón es especialmente bella. Vivir aquí me hace sentir como en mi casa.

Además, la residencia tiene instalaciones para todas las necesidades de la vida cotidiana, tales como lavadoras, salas de estudio, y una sala baños con tres duchas y una bañera. Gracias a este ambiente, he podido prepararme para la vida en Japón, y concentrarme en mis estudios.

Conocí a una estudiante japonesa cuando estaba preparando la comida en la cocina de la residencia. Hablamos mucho de nuestros países, intercambiamos algunos regalos y finalmente nos hicimos buenas amigas. Aunque yo no pude hacerme amiga de todos los estudiantes que viven en la misma planta, el hecho de haber conocido bien a dos o tres fue suficiente para que mi experiencia de estudios en Japón haya sido inolvidable.

Otra de las características positivas de la residencia es que hay también otros estudiantes del mismo programa de intercambio (HUSA) viviendo en Ikenoue. Al principio, me sentía triste por estar lejos de mi país. Sin embargo, el tener amigos viviendo en la misma residencia me ha he sentir más tranquila. El hecho de ir a la cocina de otro piso y preparar la cena con mis amigos, o encontrarnos antes de ir a un evento, o volver a casa juntos, ha hecho que mi vida en la residencia haya sido una experiencia maravillosa.