Al hablar con mi compañera de conversación de japonés, me dijo que le gustaba cocinar. Así que la invité a cocinar alguna comida típica del país de cada una y comerlas juntas. Ella aceptó sin dudarlo. Yo cociné un postre chino de bolas de sésamo y ella cocinó para mí un plato de carne de pollo picada. El hecho de probar la comida casera de cada una, hizo que nos sintiéramos más cercanas, y así entablamos una amistad más profunda.

Lo primero de todo es aprender japonés bien. Después, es importante intentar entablar conversaciones en japonés espontáneamente. Por supuesto, esto requiere mucha valentía, pero no es bueno esperar pasivamente a que otros te hablen. Aún a pesar de eso, es difícil hablar con desconocidos en el día a día. Por eso, yo asistía a eventos internacionales dentro del campus. Gracias a ello, pude hacer muchos amigos aparte de mis compañeros de la sala de estudio.

El vivir sin recelos me ha permitido conocer a mucha gente. Si en clase ves a alguien que no conoces, ¿por qué no intentar hablarle? Por supuesto, eso no significa que todos van a ser amigos íntimos, pero esta forma de pensar me ayudó a vivir numerosas experiencias. Por otro lado, tomé clases dirigidas a estudiantes japoneses en la universidad, y puse cierta distancia con lo demás estudiantes extranjeros. Esto me permitió estudiar con estudiantes japoneses sin depender del inglés.

Yo compartía el apartamento con un amigo japonés. Además, pasaba mucho tiempo con personas que hablaban muy bien japonés. La mayoría de mis amigos en Japón eran japoneses, chinos u otros estudiantes extranjeros que hablaban japonés de manera muy fluida. No lo hice a propósito, pero ha sido muy útil para estar inmerso en el idioma.